Por Marcelo Chambó
El sábado 27 de julio a pesar de las inclemencias del tiempo (lluvia, viento y frío) Ignacio, Marisa, Martín y yo salimos para Piedra del Águila. El objetivo era avistaje de aves en una laguna distante a 40 Km antes de llegar a Piedra, en el perilago y todo lo que se nos cruzara en el camino.Partimos a las 9:30 de Villa, llegando a la Estancia Chacabuco visualizamos cerca de 50 jotes cabeza negra posados en un álamo todo deshojado, en la misma zona se presentaron chimangos, diucas y aguilucho común posados en los postes de los alambrados y del tendido eléctrico. Ya a esta altura disfrutábamos de unos ricos bombones y mates con una mezcla de yerba saborizada provista por Marisa.Unos 2 Km antes del puente del Collón Curá a mano izquierda hay una pequeña laguna donde paramos a pesar que el viento helado nos invitaba a subir nuevamente al auto. Allí vimos muchas gallaretas chicas, biguás, macá grande con plumaje invernal, escuchamos el canto de una calandria y cuando nos íbamos apareció un gaucho serrano que lo veníamos siguiendo con los binoculares hasta que se acercó tanto que ya no lo podíamos enfocar, comió unas migas que le tiramos y siguió su camino.
A las 13:00 llegamos a la zona del perilago, ahí en cercanías al basurero municipal vimos chimangos, bandadas de cientos de chingolos, gorriones, tordo renegrido, halcón peregrino y una garza mora parada en la baranda de un puente que nos esperaba para salir volando delante nuestro al cruzar el arroyo.Una vez en el camping del perilago comimos las provisiones que habíamos llevado, mientras desplegábamos el material para el avistaje (binoculares, telescopios, guías, etc.). Aquí estuvimos maravillados de la cantidad y variedad de aves que había. Las que logramos identificar fueron: gallareta chica, pato maicero, pato overo, pato cuchara, pato zambullidor (machos, hembras y juveniles), macá grande, cisne de cuello negro, coscoroba, garza mora, benteveo, águila mora, garcita blanca, remolinera común, calandria, zorzal patagónico, coludo, cachalote castaño, torcazas. Entre todas esas aves apareció nadando un coipo (Myocastor coypus). Llegó a la orilla, se sacudió el agua y caminó por la playa buscando alimento. En el borde del observatorio una trucha arco iris merodeaba en busca de alguna miga que se nos cayera (no tuvo suerte, estábamos más hambrientos que ella).
A las 16:30 pegamos la vuelta con la idea de parar en la laguna. Camino a la laguna nos cruzó una bandada de loros barranqueros. Al llegar por suerte no llovía, soplaba un viento helado, pero esto no intimidó a Marisa, quien raudamente se bajó del auto, cruzó el alambrado (habíamos pedido permiso al dueño del campo) y en pocos minutos estaba al borde de la laguna. Los tres hombrecitos para no ser menos la seguimos y realmente valió la pena esos minutos de frío. Allí vimos gran cantidad de flamencos y entre ellos un juvenil todo blanco. También había cisnes de cuelo negro, coscoroba, gallareta chica, cauquén común y pato overo. El entorno de la laguna es muy bonito como para pensar, con un clima más benigno, pasar un día entero. Ya de regreso a villa a las 17:50 sobre un poste de la red eléctrica vimos dos ejemplares de aguilucho alas largas.
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